Además de informarnos sobre los objetos, el incesante masaje de los mensajes publicitarios nos dice otras cosas. En el interior de los anuncios se alaban y se condenan unos y otros estilos de vida, se elogian y menosprecian unas u otras maneras de entender el mundo, se fomentan y se ocultan unas y otras ideologías, se persuade a las personas de la bondad de ciertos hábitos y de la utilidad de ciertas conductas y se vende un oasis de ensueño, de e...