Quien se sumerja en estas páginas comprenderá que la literatura de Tomás González tiene el poder mimético de la gran literatura: aquella que nos recuerda, a tavés de personajes y del lenguaje, que la vida y la muerte son consustanciales: así como no podría haber océano sin costa, así mismo, no puede haber principio si no hay fin. Ignacio, el médico narrador de esta hermosa novela de Tomás González, va a la costa pacífica a encontrar el sentido p...