El viaje a las Cataratas del Iguazú de Federico Benítez y sus hijos ya está arreglado, pero un llamado de último momento altera los planes: una deuda de gratitud, vieja e impostergable, lo obliga a cambiar de rumbo y encaminarse, con esos dos disgustados adolescentes a la rastra, hacia la lejana Patagonia. Y así el auto en el que se trasladan los tres se convierte en una cápsula del tiempo; en cuatro días de viaje este hombre ensimismado y torpe ...