«Mi cuerpo era propiedad de mis captores, lo único que poseía o creía poseer era mi silencio y los pocos o muchos recuerdos que aún permanecían ocultos en algún recoveco de mi alma, porque muchos otros habían pasado a ser propiedad de ellos», reflexiona Felipe Sabogal en la celda en la que es recluido luego de ser secuestrado por un grupo paramilitar en el Perú de los ochenta, en medio del violento enfrentamiento entre Sendero Luminoso y las Fuer...