En la opinión pública, sobre todo cuando ocurren catástrofes naturales cuyo saldo es de cientos o miles de víctimas, reaparece una vieja pregunta filosófica: la pregunta por el mal. El gesto no es en absoluto nuevo. Una dejas más sugestivas discusiones filosóficas de la modernidad giró en torno al terremoto de Lisboa, en 1.755. El mejor de los mundos posibles parecía desvanecerse ante el poder destructor de la naturaleza. Pero no es sólo ella, si...