Hasta las figuras más temibles de la historia tienen sus debilidades, y la de Heinrich Himmler fue sin duda su médico, cuyas manos milagrosas eran las únicas capaces de aliviar sus insoportables calambres abdominales. Félix Kersten, nacido en Estonia y formado por un maestro tibetano en Finlandia, era uno de los fisioterapeutas más prestigiosos de los años 30, con una agenda internacional de pacientes y un buen patrimonio. En 1939, recibió la pet...