Las potentes y fascinantes pinturas de Gabriel Talero se venden a precios altísimos en las principales ciudades del mundo. Lo que nadie sabe, ni curadores, ni críticos ni compradores, es que ese pintor no existe; que es un invento, una ficción con rasgos reales, un reflejo vuelto personaje fraguado por la mente audaz de Antonia. Mujer inteligente y artista talentosa, amante también del arte de mentir, de la deliciosa sensación y del leve escalof...