«Querido señor Talese: ( ... ) Durante mucho tiempo he querido contar esta historia, pero no tengo talento suficiente, y me da miedo que me descubran.» A principios de 1980, Gay Talese recibió una carta de un hombre de Colorado que le hacía partícipe de un secreto sorprendente: había comprado un motel para dar rienda suelta a sus deseos de voyeur. En los conductos de ventilación instaló una «plataforma de observación» a través de la cual espiaba ...