¿Sabías que todos somos optimistas? El optimismo está escrito en nuestros genes. Sin embargo, podemos no desarrollarlo o perderlo, y en consecuencia sentirnos tristes, sin vitalidad, atrapados en la insatisfacción y el desaliento. Eso le ocurrió a Jessica J. Lockhart: duras experiencias minaron su empuje y su entusiasmo. Comprendió que había perdido el antiguo eje de su personalidad: el optimismo. Sólo recuperándolo podría volver a ser ella mism...