Oscar Wilde era un dandi de libro: siempre estaba bien vestido, tenía los mejores modales y era un brillante interlocutor. La alta sociedad del Londres de finales del siglo XIX lo amaba, a pesar de que los pasquines se burlaban de él. Esto cambió con la publicación de su única novela. El retrato de Dorian Gray generó ruido en 1890, que se transformó en un escándalo cuando, cinco años más tarde, la homosexualidad del escritor se hizo pública. La t...