No quiero esconderme, decía. Pero esa no era la verdad, porque me escondía, me escondía todo el tiempo, y a veces no sabía de qué. Cuando supe era demasiado tarde. Me encontró y me fui desvaneciendo y cuando por fin desperté, estaba-ahogada en llanto. Me encontré de frente con la soledad, se sintió un gran vacío en la panza; allí donde se encuentran los miedos más oscuros y un montón de bichos revoloteando cuando nos besan. La encontré, me encont...