Alejandro es un adolescente que acaba de cumplir doce años, y recibe un regalo «especial» que no esperaba: su madre lo obsequia con un diario para que todos los días escriba las cosas interesantes que le vayan sucediendo. Alejandro se sorprende tanto que no sabe qué decir, pero a lo que no está dispuesto es a escribir más de lo que ya escribe en el colegio. Sin embargo, poco después lo piensa mejor, y cree que puede ser divertido anotar en él todos sus secretos, aquellas cosas que no se le cuentan a nadie. Entonces decide comenzar a escribir, pero en lugar de hacerlo todos los días, lo hará cada semana; por eso, en vez de llamarlo «diario», lo llamará «semanario». A la vez que va escribiendo, Alejandro comienza a reflexionar sobre muchas cosas: la ilusión de su primer amor, la relación con sus nuevos amigos inmigrantes, el justo reparto de las tareas de su casa...