Lo primero que oyó Karol joséf fueron las campanas de la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Vadm'ice, que llamaban a la oración. Su sonido entraba pleno por las ventanas de la alcoba que Emilia, su madre, abría todos los días para que las escuchara el recién nacido. Lo último que percibió en su vida terrenal fue el clamor multitudinario de quienes, desde los n1ÚS diversos lugares del mundo, acudieron a la Plaza de San Pedro, en Ro...