El cuerpo humano tiene un lenguaje mediante el cual expresa su goce y sus sufrimientos, pero también es un lenguaje en sí, un «libro de carne».
Aprender a leer el cuerpo es estar atento a su dibujo, saber desencriptar las formas del laberinto anatómico; es también oír lo que nos dicen los grandes mitos de la humanidad sobre la naturaleza y la función sutil de cada uno de los órganos; es, finalmente, nos dice Annick de Souzenelle, redescubrir el ...