En mi casa paterna, el niño empezaba a leer antes de nacer. Por ejemplo, mi hermana mayor lleva el nombre de una heroína del Conde de Montecristo de Alejandro Dumas, porque fue esta la novela para la lectura cotidiana del lecho nupcial en los tiempos cuando ella fue concebida.Entonces mi hermana debió acostumbrarse a oir desde el vientre de la madre el murmullo de la palabra escrita y a sentir, en el silencio de la noche, ese delicioso aleteo de ...