A comienzos de 2001, en un pequeño restaurante de París, un hombre mayor manosea a las dos jovencitas que lo acompañan. Lo que más extraña a la de la mesa de al lado, es escuchar a este hombre jactarse de poseer algo tan extraordinario como el Velásquez que fue dado por perdido durante el incendio del Real Alcázar de Madrid en la nochebuena de 1734. Se trata de la expulsión de los moriscos, cuya realización consagró al joven pintor como el más g...