Gracias a su memoria y espléndida imaginación, mamá oso y su osezno han podido disfrutar del espectáculo circense desde afuera. Y como casi siempre ocurre en los cuentos, el zorro quiere abusar de su astucia; se ha empeñado en cobrarles el importe de los boletos, aun sin haber entrado. Pero no contaba con el ingenio de papá oso, ¿de qué forma le dará su merecido Silvia Molina de niña quería ser bailarina y de grande antropóloga, hasta que un día ...