En la sociedad actual la palabra «verdad» parece tener mala prensa. Que alguien hable en nombre de la verdad despierta suspicacias. Quien dice estar en posesión de la verdad adquiere el rostro del fanatismo, la intolerancia o el odio. Cualquier pretensión de totalidad resulta sospechosa.
Y, sin embargo, ¿no es el interés por la verdad una de las señales distintivas de los seres humanos? ¿No queremos conocer lo que sucede realmente? ¿No sentimos ...