El exiliado deja atrás personas, lugares, paisajes y objetos unidos todos ellos a sus vivencias y recuerdos; también abandona una buena parte de lo aprendido, las costumbres y los códigos que le permitían relacionarse con el mundo. Todo queda en suspenso o inservible. Josep Solanes, que vivió el destierro, parte en este hermoso texto de la necesidad de reflexionar sobre su propia realidad para elaborar un hondo recorrido por la figura del expatri...