Colombia cambió cinco veces de nombre en cien años e invirtió más de siglo y medio para inventarse un mito fundacional que ha perdido eficacia. Es difícil creer en la Independencia como realización o promesa del cese de la horrible noche y la aurora de la libertad. El presente aparece más bien como la masa activa de la bancarrota de sus pasados futuros, comenzando por la Independencia. Con esto se ha impuesto la necesidad de otras agendas investi...