El hombre está diseñado para vivir la luz y la verdad. Su corazón, en el mejor de los casos, camina entre luces de sombra y experiencia tal vez más sombras que luces pero sueña con llegar a tener más y más luz, aunque la mayor parte de las veces no sea conciente de esta necesidad existencial, como no suele ser consciente de la tiniebla que le rodea ni de la necesidad de luchar para escapar a su terrible tiranía, del mismo modo, la mente del hombr...