Las nítidas narraciones que hacen parte de Entre muros. Antología personal, constituyen una afortunada fusión de poesía y prosa. Su eficacia radica no en el uso de figuras retóricas, sino en el tono de la voz narradora que, en el caso de Darío Ruiz Gómez, parece surgir de las profundidades del ser. La lengua en la que se sumerge este autor nada tiene que ver con los coloquialismos ni con las torpes imitaciones que pretenden dar cuenta del habla de un determinado sector de la sociedad. Este es, para mí, el punto de partida de su obra narrativa, el mayor de sus méritos y lo que permite diferenciarlo de muchos de sus contemporáneos. Gracias a esta virtud, sus narraciones adquieren vida y se revisten de verosimilitud, libres de cualquier presuntuosa erudición e impregnadas de una gran sabiduría.