Hizo que las palabras de don Julio César Benavides Chamorro se convirtieran en el mensaje que la humanidad debe recordar siempre: De propósito he puesto, pues, mi destino entre la victoria de mi ideal, o la muerte. Como de propósito puso Aníbal en Cansas su ejército entre los romanos y el mar; así he puesto yo mi vida, entre las generaciones de mis compatriotas y la muerte. Y si me salvan ayudándome, pues, a ello debería la patria una gran parte siquiera de su futura prosperidad; si me dejan morir ... también sé mostrar que sí sé morir. Y así pues, hoy, a las dos de la tarde de este día, ocho de junio, doy principio a mi huelga de hambre y me constituyo voluntario prisionero en el edificio de la policía nacional para tener testigos de vista, como sabe cumplir su juramento un hombre que, tiene un ideal muy grande, y tiene también en cambio, el enorme crimen de ser pobre.