La destrucción cotidiana del patrimonio arquitectónico construido se hace más visible con le desconocimiento de los personajes que lo protagonizaron. A la pérdida de la memoria histórica cultural, se suma el olvido de sus gestores. Una de las causas del caos urbano y arquitectónico de las ciudades obedece al desconocimiento de su historia; si no se reconoce el pasado no podrá proyectar el futuro. Para quienes ven el futuro como exaltación del progreso a través de lo moderno, y afirman que solo es justificable salvar alguna edificación aislada de carácter monumental, y no quieren darse cuenta que el espacio ciudadano, está conformado por el conjunto del que hacen parte, desde las más sencillas viviendas, hasta lo más espectaculares monumentos, todos en conjunto forman el perfil, la trama y le dan significado al espacio urbano.Reconocer la historia es la base para avanzar en la identificación regional; sólo en la medida que se valore el patrimonio arquitectónico, se estará en condiciones de valorar el presente y proyectar la arquitectura del mañana. Recopilar, por tanto, la vida y obra de dos de los máximos representantes de esos períodos de la arquitectura en Nariño, es un paso en la construcción de la historia arquitectónica patrimonial del Departamento y del sur del País.Reconocer la historia es la base para avanzar en la identificación regional; sólo en la medida que se valore el patrimonio arquitectónico, se estará en condiciones de valorar el presente y proyectar la arquitectura del mañana. Recopilar, por tanto, la vida y obra de dos de los máximos representantes de esos períodos de la arquitectura en Nariño, es un paso en la construcción de la historia arquitectónica patrimonial del Departamento y del sur del País.