Aquella mañana en la que mi mirada se topó con su esencia, no imaginé hasta qué punto mi vida cambiaría. Trastornó mi ser, mi mente y mi destino. Nuestra historia siempre estuvo marcada y yo, sin sospecharlo, sería el mayor responsable de su más profunda tristeza. Mi ángel introdujo su inocente mano en mi pecho y me conmovió, me estremeció y cimbró mi vida hasta el punto de desear, con fervor, ser otro para poder merecerla....