Tradicionalmente la filosofía occidental ha privilegiado la reflexión sobre el alma y sus productos: la razón, el pensamientos, el intelecto; así que cada vez que accidentalmente se asomaba frente a sus argumentos la turbia sobre de lo corporal, de lo vital, de lo mórbido, el discurso filosófico solo podía responder a tales retos ubicándolos de lado de lo pensable, de lo que atentando contra la estabilidad de la razón solo podía ser comprendido c...