Para acoger en alguna medida un título como Forcenar al subjetil no solo habría que acostumbrarse al titubeo entre voz activa y pasiva, acoger y ser acogido, amoldarse por ende al espacio y al lapso de un forzamiento de sensatez comunicativa ajeno al contrate de fuerza y desmayo, victoria y derrota, inmunidad y contaminación tocaría también despedirse de toda costumbre hostil a la excepción renunciando a la quietud del molde, en la inminencia de ...