"Todo lo que se mueve y vive será para vosotros comida" (Gén.9) es una afirmación sugestiva y paradójica. Por un lado, expresa la decisión divina de hacer al hombre señor y dueño de todas las cosas vivas de la creación para podérselas comer. Pero por el otro, puesto que el hombre mismo se mueve y vive, a la vez que exalta su posición preeminente entre las criaturas, parece rebajarlo y condenarlo a servir también de opción alimenticia. Precisamente, éste es el problema que encabeza la Relección sobre la templanza y que desde un primer momento determina sus temas básicos: primero, el de la licitud de las conductas relacionadas con la satisfacción de la necesidad de comer, y segundo, el referido a las cuestiones morales relacionadas con la antropología y los sacrificios humanos.