Cuenta la leyenda que san Francisco, cuando se encontró con el lobo, le predicó con dulzura. Conquistada por sus palabras, la bestia feroz inclinó la cabeza y lo siguió, mansa y obediente. Los adversarios del papa Francisco, en cambio, no deponen las armas. Muchos son los obstáculos que encuentra todavía en la curia romana y en las jerarquías católicas de todo el mundo. Por inercia, porque se niegan a abandonar los hábitos del pasado, por apego a...