«Presumiblemente los hechos que tenemos en mano hablan por sí mismos, pero de una forma un poco más vulgar, sospecho, de lo que suelen hacerlo. Por lo tanto, para contrarrestar, empezaremos con ese odium siempre renovado y estimulante: la introducción formal del autor. La que tengo pensada no sólo sobrepasa en seriedad y verborrea mis sueños más disparatados, sino que, por añadidura, es tremendamente personal. Si tengo la suerte necesaria y me sa...