Las buenas prácticas de gobierno no solo hacen referencia al funcionamiento y composición de los órganos de gobierno corporativo, como las asambleas, los consejos directivos y la alta dirección, sino que además contemplan los acuerdos autorregulatorios que se diseñan en la normativa interna, y los procesos y prácticas que buscan que la organización cuente con un balance de poderes adecuado, la mitigación del comportamiento oportunista, la gestión...