Este libro reúne un conjunto de textos de escritores, intelectuales y periodistas argentinos que viajaron, a lo largo del siglo XX, a tres destinos emblemáticos de la revolución: la Unión Soviética, China y Cuba.¿Cómo es ese mundo nuevo, allá lejos, en lo que antes era Rusia, y que parece encerrar tantas promesas ¿De qué manera la antigua China, con su imaginario pleno de exotismo, se convierte en el nuevo horizonte de la igualdad entre los hombres ¿Puede acaso ser la isla de Cuba la esperanza revolucionaria de tosa América Latina Estos interrogantes sobrevuelan inevitablemente los relatos, aunque en cada caso se les dé una solución diferente. Si Aníbal Ponce responde en un ensayo con un tono serio y analítico cómo será el hombre de futuro, Elías Castelnuovo divierte al lector con sus anécdotas sobre la vida conyugal en Rusia y las costumbres de la mujer moderna. En China, la mirada objetiva de María Rosa Oliver, que describe paisajes e informa sobre la situación política, contrasta con el registro poético propio de la fascinación que siente Bernanrdo Kordon en casa regreso, mientras, como telón de fondo, se escucha la voz de Mai Tse Tung en la entrevista que le hizo Carlos Astrada. Por su parte en Cuba, el temprano registro de los preparativos revolucionarios que hace Jorge Ricardo Masetti se complementa con la revelación ideológica que sufre Leopoldo Marechal. Asimismo, el tono netamente periodístico de León Rusnitzky o de Enrique Raab puede cotejarse con el tono mkás doctrinario de Rodolfo Ghioldi o con el más ensayístico de Martínez Estrada.Leídas por miles de lectores, ya sea a través de diarios y revistas o de libros publicados por sus autores, las crónicas de estos viajeros a la Unión Soviética, a la China maoísta y a Cuba se convirtieron en las mediadoras entre los grandes tratados de ciencia política y el gran público, ávido de leer los relatos de una experiencia revolucionaria. Así, como sostiene Sylvia Saítta en el prólogo, las distintas voces narran, además de la experiencia de un viaje, un capítulo de la historia del intelectual argentino de izquierda.¿Cómo es ese mundo nuevo, allá lejos, en lo que antes era Rusia, y que parece encerrar tantas promesas ¿De qué manera la antigua China, con su imaginario pleno de exotismo, se convierte en el nuevo horizonte de la igualdad entre los hombres ¿Puede acaso ser la isla de Cuba la esperanza revolucionaria de tosa América Latina Estos interrogantes sobrevuelan inevitablemente los relatos, aunque en cada caso se les dé una solución diferente. Si Aníbal Ponce responde en un ensayo con un tono serio y analítico cómo será el hombre de futuro, Elías Castelnuovo divierte al lector con sus anécdotas sobre la vida conyugal en Rusia y las costumbres de la mujer moderna. En China, la mirada objetiva de María Rosa Oliver, que describe paisajes e informa sobre la situación política, contrasta con el registro poético propio de la fascinación que siente Bernanrdo Kordon en casa regreso, mientras, como telón de fondo, se escucha la voz de Mai Tse Tung en la entrevista que le hizo Carlos Astrada. Por su parte en Cuba, el temprano registro de los preparativos revolucionarios que hace Jorge Ricardo Masetti se complementa con la revelación ideológica que sufre Leopoldo Marechal. Asimismo, el tono netamente periodístico de León Rusnitzky o de Enrique Raab puede cotejarse con el tono mkás doctrinario de Rodolfo Ghioldi o con el más ensayístico de Martínez Estrada.Leídas por miles de lectores, ya sea a través de diarios y revistas o de libros publicados por sus autores, las crónicas de estos viajeros a la Unión Soviética, a la China maoísta y a Cuba se convirtieron en las mediadoras entre los grandes tratados de ciencia política y el gran público, ávido de leer los relatos de una experiencia revolucionaria. Así, como sostiene Sylvia Saítta en el prólogo, las distintas voces narran, además de la experiencia de un viaje, un capítulo de la historia del intelectual argentino de izquierda.Leídas por miles de lectores, ya sea a través de diarios y revistas o de libros publicados por sus autores, las crónicas de estos viajeros a la Unión Soviética, a la China maoísta y a Cuba se convirtieron en las mediadoras entre los grandes tratados de ciencia política y el gran público, ávido de leer los relatos de una experiencia revolucionaria. Así, como sostiene Sylvia Saítta en el prólogo, las distintas voces narran, además de la experiencia de un viaje, un capítulo de la historia del intelectual argentino de izquierda.