Juan Fernando Merino tiene la capacidad de relatar historias como un prestidigitador que ofrece nuevas sorpresas desde el fondo de su bolsa, cada una más llamativa y divertida que la anterior, algunas salpicadas de dramatismo, otras cargadas de música, pero todas engarzadas en una misma hebra que no desfallece.Músicos desterrados, virtuosos, vagabundos sin pasado, aventureros incomprendidos, periodistas que se aferran a la hora cierre como si no ...