Para James, el relato de fantasmas era todo un arte y debía ajustarse a tres normas esenciales: la historia debe tener un marco moderno, para acercar la experiencia al lector, los fenómenos espectrales deben ser malévolos más que beneficiosos, pues se busca provocar el miedo, y debe evitarse escrupulosamente la jerga técnica del «ocultismo» con objeto de no ahogar la emoción directa que suscita la historia. De los relatos que componen este volume...