El afán del Poder Ejecutivo por mostrarle a la opinión pública que le estaba ganando la guerra a la subversión lo llevó a presionar a las fuerzas militares para que estas exhibieran, a como diera lugar, bajas enemigas. La promesa de una derrota militar de la guerrilla hecha a un electorado históricamente violentado y vehemente, y a la más indolente clase empresarial parecían ser razón suficiente para justificar lo injustificable: la eliminación d...