Por más de que incluso se nos haya olvidado el camino de regreso a la casa, tras ese terremoto que produce el abandono de un amor que llegó a nuestra vida para enseñarnos la música, la poesía, la propia crudeza del querer representada en las cuerdas de una guitarra que se rompen, entendemos que la vida sigue en los tan-tos besos que aún estamos por dar, en la propia composición del cosmos ordenado en el horizonte que brilla afuera de nuestra vent...