Con este estudio que, ciertamente, no tiene fines apologéticos, mirando la evolución histórica de las instituciones principales de derecho privado romano, se quiere contribuir en la difusión de un mejor conocimiento del espíritu que anima a ese derecho y, sobre todo, mostrar cuánto hay de verdadero y de falso en la opinión de que el sistema jurídico romano fue mezquina y rudamente individualista, al punto de ser, en los tiempos modernos, servidor de los fines de las instituciones plutocráticas. Sendo difícil para un italiano olvidar que el derecho romano pertenece a nuestra sangre, al igual que nuestra historia, nuestra lengua, nuestro arte, la investigación ha de ser rigurosa y objetiva. Sólo así será posible establecer si nuestra conciencia jurídica nacional, pensando en el alto grado de perfección civil alcanzado por el derecho romano, se nutre de una gran ilusión.Escrito este ensayo en época aciaga para las libertades individuales y públicas, su autor, ferviente solidarista y estudioso sagaz de las instituciones romanas, se propuso no sólo precisar la realidad histórica, sino también mostrar, por ese medio, el valor cierto e inagotable del sistema romano en sí, y en su aptitud para conjugar la tradición con la solución de las necesidades cambiantes; lección inagotable para la posteridad, especialmente en su sensibilidad por la justicia, entendida como equilibrio de los intereses individuales entre sí, y de ellos con los de la comunidad.