En el ejercicio de la poesía, no en su búsqueda, sino en su encunetro, los trovadores recurrían a un ejercicio sistemático de la transcripción de los sentimientos a partir de la observación del mundo. Era una de las claves de su éxito. Transponían así desde el dolor hasta los momentos de felicidad, congelándoles en unas pocas expresiones, como si fuera posible sublimar la amargura o el entusiasmo entre las frases. A menudo lo que se lograba era c...