«Diría que me acosaban los malos pensamientos. Que la tentación de la carne estaba a punto de ganarme la partida. Que la oración no había sido un antídoto suficiente y me había visto obligado a levantarme mientras el demonio se alejaba de mi cama. Eso diría si alguno de mis hermanos me descubriera fuera de mi cuarto en las horas de la madrugada, caminando por los pasillos».Vicente Robledo ha hecho parte del Opus Dei desde sus quince años. Al cump...