¿Quién dijo que no se puede bromear con la matemática? ¿Quién nos impide pensar que el teorema de Pitágoras fue demostrado no por el grande matemático de Samos sino por su adorada abuela? ¿Por qué no imaginarnos que el Teorema de Tales se relaciona con dos gemelitos inquietos? O, quizá, ¿que uno de los axiomas de Peano surgió mientras reflexionaba sobre los gastos de su empleada doméstica?. O ¿que el eje de ordenadas fue añadido al eje de abscisa...