No se propone en estas páginas una educación de la afectividad en el sentido del término; porque la afectividad en estricto sentido no se educa, sino que se estructura, se construye, se despliega, con múltiples modalidades, a partir de un ambiente dado, unas relaciones interpersonales, una específica forma de sentir, de percibir, de vivir. Tal vez así llegaremos a entender algún día por qué a unos se les pone la piel de gallina con un gol de su e...