En aquella ciudad en blanco y negro dejada por el bogotazo, una inquieta chiquilla crecía feliz y jugaba a explorarlo todo, a absorber la vida pese a su frágil salud, como si viviera en un mundo con un solo lema: «Prohibido no tocar».Décadas después, la niña que nunca dejó de serlo investigó sobre el cáncer en la institución más importante del país; dirigió la asociación que más hizo por el avance de la ciencia y se puso al frente de un gran equi...