Con los estudiantes al frente, sería 1968 el año en el que luchas de diversos sectores del país alzarían la voz contra el autoritarismo. Raúl Álvarez Garín, testigo y protagonista, narra los momentos cruciales del movimiento, describe las iniciativas tomadas por los estudiantes, el apoyo que recibieron y cómo desconcertaron e irritaron al gobierno México, que se preparaba para celebrar las Olimpiadas. Álvarez evidencia el contraste entre las actividades culturales y el genocidio patrocinado por el Estado, sin olvidar que este dolor y tristeza colectiva transformaron las vidas de aquellos que no dejarían de buscar justicia.