Es una ley fundamental de la evolución que cada generación deba suplantar y desalojar a su predecesora. Los padres engendran al hijo, y cuando el hijo ya ha llegado a su completa madurez, ellos caen en el olvido; el mismo sino rige a sus hijos y a los hijos de sus hijos.Lo mismo acontece con las naciones y con las diferentes disciplinas científicas. No obstante, no parece ser el caso de la última y más empinada cumbre a la que la humanidad llegó: la filosofía. Disciplina que nos obliga a recurrir una y otra vez con suma humildad a nuestros antecesores. Y allí nos sorprendemos por la actualidad de sus escritos.Lo mismo acontece con las naciones y con las diferentes disciplinas científicas. No obstante, no parece ser el caso de la última y más empinada cumbre a la que la humanidad llegó: la filosofía. Disciplina que nos obliga a recurrir una y otra vez con suma humildad a nuestros antecesores. Y allí nos sorprendemos por la actualidad de sus escritos.