Caín y Abel han vuelto a nacer, esta vez, en un barrio de la periferia de Madrid, podría ser cualquier capital. Acostumbrados, sobreviven, profanación mediante, con la pensión del padre muerto. En mal momento este regresa a llevarse lo suyo y a poner en orden sus asuntos... Fratricidio bíblico, y el alma del padre que sin tiempo y sin espacio, eterna y errante, vagará en las galaxias.