La necesidad de encontrar respuestas científicas al comportamiento de la muerte llevó al doctor Bill Bass a crear el laboratorio más extraño del que se tenga noticia, hoy ya célebre gracias a una novela de Patricia Cornwell: una granja en Tenuessee, donde se descomponen cadáveres al aire libre, con la colaboración natural de bacterias e insectos, a fin de analizar y obtener datos objetivos e inapelables que puedan servir en los tribunales de just...