Imaginen una costa escarpada, donde las olas del mar lamen unas rocasantiguas; ahí, tendidas entre el agua y la piedra, yacen unas hembrasque nunca han conocido varón. Tienen su propio lenguaje y sus ritosancestrales, pero viven en un mundo sin tiempo, sin dueño, y es la lunaquien las fecunda. Dejemos ahora que una de ellas se aleje de la costa yse adentre en un valle hasta descubrir a unos seres extraños, parecidosa las hembras pero con el pecho...