Comenzar a contar una historia, dice Amos Oz, es como intentar conquistar en un restaurante a una persona totalmente desconocida. El inicio de un relato funciona como un contrato en el que el autor hace promesas que a la larga tal vez no cumplirá, o cumplirá de manera inesperada. Muchas veces, de esas primeras líneas depende si se cierra el trato y el lector prosigue hasta el final, o bien abandona la lectura.En su análisis de los fragmentos con ...