Inscrito en la polémica sobre el empobrecimiento de resultados o fracaso de la formación de lectores, Charles Sarland analiza, a través de un estudio de campo, el éxito de la literatura chatarra o menor entre los estudiantes, en contraste con el odio que generan los textos obligatorios dispuestos por las autoridades escolares.A través de un interesante análisis, pone de manifiesto las discrepancias entre los temas de interés y el lenguaje para los jóvenes lectores, y de los textos prescriptos por la currícula escolar.Asimismo, cuestiona las críticas hechas a la literatura menor para evaluar su pertinencia, y arroja un resultado sorprendente; bajo una guía adecuada, el tipo de reflexión que genera este tipo de texto no difiere sustancialmente de la que se espera obtener con la literatura mayor. Sin embargo, existe una gran ventaja que la literatura menor ostentada sobre la mayor; consigue sin esfuerzo aquello que para los profesores de literatura es un sueño: que los jóvenes lean.A través de un interesante análisis, pone de manifiesto las discrepancias entre los temas de interés y el lenguaje para los jóvenes lectores, y de los textos prescriptos por la currícula escolar.Asimismo, cuestiona las críticas hechas a la literatura menor para evaluar su pertinencia, y arroja un resultado sorprendente; bajo una guía adecuada, el tipo de reflexión que genera este tipo de texto no difiere sustancialmente de la que se espera obtener con la literatura mayor. Sin embargo, existe una gran ventaja que la literatura menor ostentada sobre la mayor; consigue sin esfuerzo aquello que para los profesores de literatura es un sueño: que los jóvenes lean.Asimismo, cuestiona las críticas hechas a la literatura menor para evaluar su pertinencia, y arroja un resultado sorprendente; bajo una guía adecuada, el tipo de reflexión que genera este tipo de texto no difiere sustancialmente de la que se espera obtener con la literatura mayor. Sin embargo, existe una gran ventaja que la literatura menor ostentada sobre la mayor; consigue sin esfuerzo aquello que para los profesores de literatura es un sueño: que los jóvenes lean.