En este texto anónimo podemos vislumbrar rápidamente la total aversión hacia la Iglesia como institución. Para ello, el autor se sirve de fuentes apócrifas del medievo, que más adelante se ha demostrado que son fuentes falsas, pero de cuya lectura es difícil discernir dónde acaba la verdad y donde arranca la mentira, ya que los textos que son fehacientemente reales son de gran semejanza. Concilios tanto hispanorromanos como visigodos dejaron tras...